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“La lengua materna no debe ser folclorismo”

Pese a que se intentó aniquilar, aún se puede impedir que en Tabasco desaparezca el yokot’an, destaca el maestro e investigador

Entrevista Pedro Lázaro Pérez

Roberto Román

Hablar la lengua materna no debe ser folclorismo, no debe ser una mercancía que se vende o se expone para sacar ganancias personales, sino nuestra forma de vida cotidiana, señala Pedro Lázaro Pérez, quien es licenciado en Desarrollo Cultural por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.

Lázaro Pérez es integrante del claustro del Centro de Estudios e Investigaciones en Lenguas (CEILE) de la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco, y se ha distinguido por su labor de enseñanza, difusión e investigación de su lengua materna: el yokot’an; es además, de prosapia yokot’an, al ser originario del poblado Tucta,Nacajuca.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Lengua Materna, que se celebra el 21 de febrero, es claro al señalar que las diversas construcciones del lenguaje hablado por grupos originarios, conllevan una gran filosofía de vida y cosmovisión sobre la naturaleza y el espíritu, por lo que si muere una lengua, muere una cultura y se abre un boquete en la comprensión racional del mundo.

¿Qué razones hay para celebrar un día especial a la lengua materna?

El Día Internacional de la Lengua Materna, fue proclamado por la UNESCO en el año de 1999, y en el 2000 se celebró por primera vez; desde entonces se conmemora los 21 de febrero, sin embargo, se debería celebrar todos los días, porque nuestra lengua va muriendo paulatinamente. Se ha hecho poco en políticas públicas para poder rescatar y revitalizar nuestras lenguas.

Las políticas de gobiernos anteriores, de décadas pasadas, trataron de aniquilar la lengua y la cultura, al decir que nuestra lengua no servía y por eso teníamos que aprender el español y el inglés; nos han inculcado esa idea y ha permeado en las generaciones recientes, quienes se avergüenzan hablar.

Eso ha afectado mucho a nuestra lengua originaria en Tabasco. Una muestra de ello es la lengua ayapaneca, que está agonizando por falta de hablantes.

¿Qué pasa si se pierde una lengua?

Se pierde la cultura de un pueblo, se pierde todo el conocimiento ancestral que ha ayudado a evolucionar a la sociedad en el planeta.

¿No es aferrarse al pasado?

Al contrario, el conocimiento ancestral sirve para saber de dónde vinimos, cómo podemos construir nuevos pensamientos, ir revolucionando para estar al día y a la vanguardia.

¿Puede construir nuevos pensamientos?

Claro, hay mucha filosofía inmersa en las lenguas, que se puede ir rescatando y obteniendo ideas nuevas, porque la sociedad actual se está deteriorando, vamos acabando lentamente con el planeta.

¿Revitalizar las lenguas para salvar al planeta?

Es como uno de los elementos que nos podría ayudar a entender porqué el hombre ha ido perdiendo la conciencia de proteger a su planeta, de cómo mantener el equilibrio con la naturaleza.

Pero hay una mezcolanza de lenguaje…

Todas las lenguas en el mundo van evolucionando, no hay una lengua estática, están en constante evolución. El español que hablamos en Tabasco tiene influencia náhuatl, maya yyokot’an. Y también el yokot’an tiene influencia de la lengua española. Es una mezcla de lenguas.

¿Hay antipatía o doble discurso institucional para rescatar las lenguas?

Sí lo hay, aunque igual se han hecho cosas. Han tratado de coadyuvar con políticas públicas en pro de revitalizar, de reforzar la enseñanza de la lengua y de la cultura en general. También falta concientización de la sociedad, para entender nuestra historia, nuestra cultura.

¿Todo es culpa del gobierno?

No, también la sociedad tiene su responsabilidad, pero no podemos negar que gobiernos anteriores han influido para que nuestra lengua sea minimizada. Pero quienes hablan su lengua materna, han resistido y mantenido su cultura, como los que hablamos aún el yokot’an. Aún estamos a tiempo de hacer conciencia, con nuestra gente, nuestros hijos, con la familia, es la única forma de poder revitalizar y mantener nuestra lengua. Una lengua sólo se aprende, hablándola, no hay otra forma.

Fuera de cifras oficiales, de acuerdo a tu experiencia ¿ha avanzado o disminuido el número de hablantes?

Se mantiene porque se ha despertado el interés. Por ejemplo en la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco, se ha hecho un gran trabajo de concientización desde la licenciatura en Lengua y Cultura, por el incentivo de los alumnos de poder insertarse de inmediato en el campo laboral, como docente en el medio indígena.

¿Cuál sería el compromiso de los jóvenes?

Que hagan conciencia acerca de la cultura en general, aprendiendo la lengua, para que puedan continuar con las generaciones venideras, transmitiendo ese conocimiento. Que la hablen, que no digan “voy a rescatar la lengua”, “voy a escribirla en la escuela pero ya en la calle u otro lugar no la hablo porque me avergüenzo”, eso no tiene sentido.

¿Se puede convertir en una mercancía?

Exactamente, que no sea folclorismo, que cuando viene algún personaje artístico o de gobierno, es cuando voy a hablar, a discursear para llamar la atención y los aplausos para ganancias personales, sino que sea siempre, que sea nuestra forma de vida y de comunicación.

Un maestro del yokot’an

Pedro Lázaro Pérez
Es originario de Tucta, Nacajuca. Es licenciado en Desarrollo Cultural por la UJAT. Está certificado como intérprete-traductor en el ámbito de la justicia.

Trabaja en la creación de un corpus de conceptos en lengua yokot’an, utilizados en la resolución litigiosa en el derecho tradicional de ese pueblo.

Desde hace 9 años forma parte del claustro del Centro de Estudios e Investigaciones en Lenguas (CEILE) de la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco.

 

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