ENSAYO SOBRE EL VERBO ESTUPIDEZ
16/04/2022
Por Uylder Torrez /CONTRASTE POLÍTICO
«Mejor que perdonar es sanar la imaginaria herida, que el imaginario agravio abrió en el herido ego, del aparente yo».
Aldous Huxley
Consumir la madrugada en altas dosis es letal para los románticos, hay pesadillas especiales de acuerdo a la cantidad de hormonas y razones del simio, no se abandone el barco hasta pagar lo consumido, incendiarnos o llegar a un punto donde el agua no existió jamás, porque la audacia no es otra cosa que desesperación e impulso; cuánto ha cambiado el mundo desde que le conocemos, cuánto se ha escrito de los que pierden batallas a nombre de la megalomanía, el estreno mundial de la máxima arma, el mejor videojuego para formar potenciales asesinos desde casa y otras cosas indecibles.
Juguemos a sospechar qué hacemos aquí donde no hay ángulo cierto, ni tregua o pelea aparente, ni distancias que no puedan cubrirse dentro de las esferas mentales de una servidumbre consumista y enferma en todo sentido; estamos condenados o en mejor caso en proceso de extinción.
La resiliencia salvará o condenará al final como la rana en la sartén, una rebelión disolverá los dogmas y derrumbará cánones, una conmoción planetaria eliminará casi todo lo hoy visto, un desplome económico mundial nos remitirá a las cavernas, caos y mucho dolor de humanidad que no quiso saber o no estuvo o no le alcanzó el tiempo.
Suena apocalíptico solo por comentar el concepto, pero es la ruta objetiva y lo peor de lo inimaginable es que la “estupidez” siga sumergida en el sentido común como “la huella puesta sobre cemento fresco de tu banqueta nueva”.
Es la interpretación lo que da pie a la comunicación dialéctica no en sí la información, suponiendo que ésta fuere de fuente primaria o segunda y esperando que no haya sido concebida a modo; algo preliminar a la explosión es el silencio, ese postrimero instante es de mutismo molecular involuntario y tóxico, ese último respiro es el que vale por la vida pero también es involuntario, lo tóxico llega después.
Nos veremos todos nuevamente en un lugar adonde no existen los verdugos de hoy, sueño donde quepan todas las vidas en que hemos estado, inefables o proscritos. Creo que es una cuestión sin respuesta. Es más posible seamos una especie primitiva que sabe fabricar viejas tecnologías y se toma selfies, invasiva como los malos pensamientos que genera, o contrariamente, lo más avanzado en este universo que palpita lento y tiene programado ya todos los cursos, tal vez “dios” sea quien acomoda los juguetes para que “algo” más grande juegue, y el planeta una diminuta pieza al interior de alguna marioneta esperando su turno de aniquilación; posiblemente y por eso se reza, se entonan cánticos y mantras, se elaboran rituales, se decoran altares con ofrendas variopintas.
Es el aprendiz quien siempre quiere más sin saber qué fondo toca, pasados los años el paladar se entume al no poder probar lo que anhelaba y siente frío dentro de casa, quizá los remordimientos de quienes aún respiran y se endosan a la muerte como pago único le persiguen, cultura que elabora calendarios. “Pensar”posiblemente sea la puerta y de allí entonces tantos disectores sobre carne ansiosa de placer y mundo, tal vez el cuerpo sea ilusión del sueño que despierta cuando más de uno le sueña. Una máquina perfecta para revolucionar ideas a velocidad vértigo, doblegada por deseos fabricados en grandes compañías que diseñan el mundo, que no es lo mismo que planeta aún dentro del rango funcional.
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), el término “estupidez” que deriva de la raíz “estúpido” y el prefijo “ez”, refiere a: 1.- torpeza notable en comprender las cosas. 2.- dicho o hecho propio de un estúpido. En Wikipedia la definición no existe como tal.
Posee una amplia gama de aplicaciones y su campo semántico es inmenso, no es chiste aunque lo parezca, su estatus de inmersión en el tejido evolutivo social y sus consecuentes deben llevarnos a categorías preocupantes, ejemplos:
1.– visitar el campo o la playa para llenarnos de naturaleza y relajarnos, en la simbiosis dejar todos nuestros desperdicios orgánicos, minerales, metálicosy plásticos, pensando que el suelo les desintegrará dentro de 500 años o lo que es muchísimo peor, “dejar” a que alguien más limpie.
2.- Cierto “papa del medievo europeo” afirmó que los gatos eran “entes del demonio” y había que exterminarlos, lo cual una vez consumado llevó a la invasión de plagas y ratones que a su vez provocaron una peste llamada bubónica.
3.– talar los árboles porque estorban y nunca plantar alguno.
4.- iniciar una guerra entre potencias solo para enriquecer o subyugar países sin importar las vidas y la condición humana, denominado esto progreso o modernidad.
5.- volver comercial un rito ancestral, desmembrar personas o extraer órganos sin siquiera construir un zompantli o llenar sus congeladores.
6.- practicar la tradición del machismo, pederastia, misoginia, trata y esclavitud sexual u orgánica, dentro de la observación de las leyes y la remota condena de quienes hacen “no ver”.
7.-en 2015 cierto partido ecologista en México, propone y promueve una ley que prohíbe a los circos tener animales para espectáculos y así “evitar su maltrato”, aprobada la ley, de un número aproximado de dos mil más del ochenta por ciento fueron sacrificados.
8.- Hay cosas que el dinero no puede comprar y para todo lo demás existe dios, sin sarcasmos ni objetos divinizantes. La “marginación” en que el varón pone a la hembra ante su miedo, es inherente a la genética social del humano actual, idea expresa en su momento por el filósofo Eduardo Galeano en el discurso de “la mujer sin miedo”. Un acto con denuncias insonoras.Hay toda una gama de aplicaciones involuntarias o por arrastre del concepto, que ya se ha vuelto omnipresente en todas las culturas del globo, y parece tener menos caducidad que vigencia. Supongo y muy a mi ver personal, de la misma forma que en las matemáticas existen las operaciones inversas o recíprocas, del modo que lo demuestran los antónimos o la traslación terrestre, “la praxis del sentido común” contrarresta o elimina dicha estupidez. Vaya pues si llegásemos a humanismo, malhaya dijeran los abuelos en todas partes.
No es para morirse que uno despierta, pues no hay sueño más largo que el ignoro ni mayor desperdicio que el tiempo no vivido, es el amor un grado máximo de locura a la que un alma condenada puede acceder, al costo de su eternidad en ciertas ocasiones, cuando el estado concreto de las cosas surge de lo que no es y no será, porque ésta tampoco es la historia correcta,ni esa que aparece en los guiones de entre las cuatro de la tarde y diez de la noche en las televisoras del país, donde la fantasía siniestra cobra movimiento a través de una mentira creíble por las masas; se llora, se ríe, se canta y al final se imitan las escenas cuadro a cuadro en el corto escenario que permita la vida en casa o la calle, así la sociedad acumula su pátina histórica mientras sigue gustando de la mentira.
A sabiendas aún de que no hay recursos inmortales se autodenomina la especie dominante por truculenta imposición, pues no le consultó a ninguna otra especie, consume todo a grandes zancos y no se considera a sí misma una plaga. Cuando aparecen algunas consecuencias se piensa que tal vez sea un castigo divino, tanto huracán, sequía o terremoto, o se culpa a la luna de octubre por las inundaciones.
El tema aquí tratado tiene raíces hondas pero no en la fábula que el hombre se viene construyendo sino exponencialmente en la idea de “la riqueza” y el “consumo necesario”. Hoy por hoy la maldad está buscando migrar de planeta, adonde se supone que habrán inmensos recursos allí estará, plantando su huella y su mortandad. Pese a que las mujeres son eternas porque están hechas de una aleación de oro, luz e inmensidad, la vida y su continuidad en la especie, peligran.
Podemos atemorizar al inferior que busca asirse a la playa o a la franja en que exime el marginal de entrelos no deseados, al que le será negada la sepultura en lo sucesivo de sus muertes, en la sed y el camino. Un saltamontes es físicamente un trapecista de humo verde, catapulta de lo impuesto a la razón que justifica el acto en crónicas salvajes y ventas inmobiliarias, partidos de futbol urbano y abrasante sol, dominio enlos actuares antropomorfos rumbo a la pista de aterrizaje y su eje vertical mecido al viento de noviembre, estamos trepados sobre el papalote y solo nos sostiene un hilo. El sexo como un ser en dos cuerpos cobrando vida cada vez más perfecta, más cercana, energías ancestral reconociéndose en el sexo y sus coordenadas angostas nazcan entonces. La utopía presa de sí misma es niebla entre caminos, que el hombre moderno incendie el corazón de la madrugada, es la duda. Este serial metafórico es una cuerda para el arranque de un motor a dos tiempos, el internet y las artes visuales como artefactos modeladores de masas, enajenadas hasta del vecino por semejante, avanzan a paso firme hacia ninguna parte.
Pedazos de trapos quedan por doquier pasa, plástico y desechos industriales en la mente, arbitrariedad de la conducta vertebrada y una serie interminable de preferencias sexuales todavía por llegar a los mamíferos, eso es hoy por hoy la actualidad fijándose a la columna raquídea de un recién nacido, brillo del metal sobre la cicatriz, guiso que el difunto no se come, trago bebido durante la vela y el funeral, y es que estamos en un México donde lo ignoto es raíz de toda entidad llegada del pasado, nada queda después de la lluvia que no haya sido polvo, nada se sabrá si no se atestigua del relámpago el grito o la desaparición forzada en tierra de mártires.
Los discursos no ensucian las manos porque otros se las ensucian tras los telones del discurso, luego los delitos electorales mal habidos caen sobre mapaches infortunados, es cuando el marsupial inicia su acto en tres escenas y culmina en festín; las cuerdas se aflojan haciendo más peligroso transportar los pertrechos ante la inminencia de una guerra invisible, cuya crónica se hará en una lengua que subyace de lo extinto tiempo atrás de estas palabras.
La prostitución que inventaron los hombres salió de un recetario, dos incisos: a) crear un lugar de esparcimiento y placer, monopolio dominante. b) someter de una vez y para siempre la imagen de la mujer paridora de vida. En ello lo económico es la peor postura del guión; dicen que el amor se compra desde siempre, hoy lo constatan las páginas web y sus millones de seguidores.
Si no estás preparado para entenderlas entonces para qué las cometes, hay atrocidades que no deben verse igual que cualquier calamidad arbitraria, ni debe regocijarse aquel que camine sobre o cerca del filo; habría que azuzar al que colecciona insectos clavados en unicel , ahogados en formol a posteriori de ser atravesados por un alfiler que equivaldría a un tubo de cerco ordinario respecto de nosotros en proporción, decirle de alguna manera que en la cadena de sucesos algo equiparablemente más grande, grotesco y vil vendrá para coleccionarlo igual.
Instantánea del sonido donde lo chistoso nace, amante y objeto que se piensa predador ante la urbanidad de los días que son hologramas para el viajante; tañe a la constitución de un alma la duración de este, vamos de carne y deseo por los paisajes que otros inventaron o por la comodidad que prometen los “comerciales”, hoy presentes hasta en las nubes de polvo que los desiertos desesperados gritan.
La sed se ha vuelto en su contra. Es la muerte una metamorfosis o ésta es una muerte, relajante es saber que para morir bien hay que vivir intenso según lo que prescriba el entorno, para ello es preciso sentir el dolor de la flor en la raíz pasando por el color que alguna vez fotografiaron los ojos, no venimos de otra parte sino del toque infinito de los extremos, alegoría del error a propósito del cambio y los temblores biológicos que una generación tras otra tendrán la esperanza del error para huir una noche de tormenta, mientras que sus genes les traicionan al cruzar a cierta velocidad el patio.
Todo se corresponde en la hermenéutica del azar como ley no aprobada en los cánones, para ello se fabrican ambiciones ante las cuales darías todo, apetito que envilece el pensar de los árboles frente al incendio, inclusive ante el eclipse; comprender el dolor ajeno es hacer justicia a su silencio que llevan entre manos.
Porque tener control es concebir lo contrario, la realidad es determinada únicamente por la información que perciban los sentidos, según las interacciones previas o los colapsos que provoquen dichas interacciones, y aunque suene pirotécnico el asunto, hay un dicho mexicano que así lo describe: “ojos que no ven, corazón que no siente”. Por lo anterior, existe la gran probabilidad de que mucha gente considere o juzgue el sistema en el cual vive como injusto, pero por miedo a no saber qué hacer o qué sigue si aquello terminara de repente, prefieren continuar soportando o disfrutando de los demonios y paraísos de dicho sistema. He ahí las epístolas cuasi eternas entre amosy verdugos.
La mar tiene pesadillas porque desquebrajan su lecho salino, estamos en un sistema galáctico electrónico con garantía por uso rudo, llora y vomita plástico lamar ante un inminente impacto sobre su duración¿qué clima predomina en el no-tiempo a eso de las cinco que no conocerán jamás? ¿Existirán las balanzas y las niñas ciegas allí? ¿Qué pátina es pronto en esas urbes?, uno debe saberlo antes de partir a la siguiente hora o la próxima rama.
Vivir requiere de mucha llovizna y granizo, en un lugar de estación invariable la monotonía es pleonasmo pero se aplaude, y la estupidez el compás. Porque el tiempo es relación pura entre el pretexto y la necesidad de existir, nos aterroriza su existencia. Puesto que la guerra más cruenta y encarnizada es contra uno mismo, quien no quiera asumir tal industria hace la guerra a los demás.
Recuerdo muy bien estos versos: …te amaré eternamente no importando tiempo, distancia ni edad / tu recuerdo siempre estará en mí / hasta el instante último de mi existencia… Lo que uno ofrece amar “por siempre” en una etapa de decencia rúnica, ahora en mi cuarta década puedo intuir que ese “amor promesa” es desde, para y por la vida.
Eso está muy por encima de toda estupidez ya que vivir y dejar vivir es el precio.Todos tenemos una etapa a la que volveríamos de así poderse, a respuesta que retroceder es el pago.Perderse, olvidar, desconocerse hasta llegar solamente a memorias y necesidades en común, eso es la competitividad actual del sistema- mundo.
Excelso verdugo letrado del dolor estás condenado a ser, sí aun sabiendo eligieres la estupidez como evasiva o solución soñada de la realidad que tú contribuyes a seguir deformando. Ni Jesús ni diablo, diablús.