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*_Gamaliel Sánchez Salinas_*
*San Cristóbal de las Casas.-* Todos los días, en punto de las 11:30, el pintor interrumpe sus actividades; suelta los pinceles, toma distancia del lienzo y abandona su taller. Con andar tranquilo, disfrutando del frío matinal, recorre las calles de San Cristóbal de las Casas hasta llegar al café de sus preferencias donde lo esperan sus amigos.
Con señas pide un su café y se sienta a la mesa y, tartamudo total, intenta conversar. Sus camaradas, pacientes, esperan que el artista pueda recuperar su habla normal.
«Ustedes disculpen, pero es que estaba pintando y bien saben que cuando lo hago abro portales que me conmocionan», se justifica con hablar pausado y respetuoso. Se llama Antún Kojtom y es uno de los más reputados artistas plásticos de la región.
«Yo nací en Ch´ixaltontic, municipio de Tenejapa, una comunidad de no más de cincuenta familias, hablantes del maya tseltal. Inicié a pintar cuando tenía dieciocho años», dice en un castellano de diáfana pronunciación.
Desde niño tuvo que trabajar; en las parcelas de su comunidad primero, luego en las fincas cafetaleras.
«Ahí, me nació el deseo de aprender el castellano, quería saber el significado de los insultos reiterados de los capataces a nosotros; los trabajadores indígenas. Mi hermano mayor resultó de gran ayuda en este proceso que fue de aprendizaje, pero también de resistencia y rebeldía«, asevera.
Antún, abandono las fincas cafetaleras y acompañó a su hermano a trabajar fuera del terruño. Las cosas no resultaron muy bien y fue arropado por un Colectivo de artistas plásticos llamado «Juntos«.
«Limpiaba el taller, lavaba pinceles, hacía mandados, preparaba café y observaba, escuchaba. Un día me dieron un lienzo y me pidieron pintara.
Recuerdo que a lo que pinté le puse por nombre Girasoles, no había tales, solo recuerdo que predominaba el color amarillo, la luz, la claridad; el sol. Mi maestro estaba maravillado. Juntos era un colectivo que trabajaba para la industria del vestido, proponía y pintaba telas. A partir de ese momento yo comencé a trabajar como pintor«, rememora con satisfacción.
Kojton, regresó a Chiapas convencido que el camino de la plástica era lo suyo y se asentó en la ciudad de San Cristóbal y comenzó a reandar la senda artística trazada.
«Fueron tiempos de mucho aprendizaje, de experimentar con diversas técnicas, tiempos de mucha reflexión sobre el arte, la vida, y la herencia cultural de mis ancestros. Fue en esta etapa que la música, la música clásica, se convirtió en elemento fundamental en el proceso formativo que estaba viviendo».
Antún Kojtom, pronto encontró a apreciadores de su trabajo artístico y de su condición humana quienes lo apadrinaron e impulsaron para que saliera de su entorno y conociera el mundo.
Asi visitó Austria, Italia, España, Bélgica, Estados Unidos, Cuba, entre otros. «En Viena pedí me llevarán a la tumba de Beethoven y ahí contemplé también la de Mozart que en esos momentos me tenía maravillado.
En mis viajes a Europa visité museos, observé con deleite las obras de arte que el mundo reconoce y me convencí que yo debía de pintar desde mi condición de habitante del mundo nacido en Ch´ixaltontic, desde mis orígenes, desde mi genética ancestral. Es decir, recuperar y reconstruir la memoria histórica de mi pueblo.», expone emocionado.
Antún kojton ha tenido más de 50 exposiciones individuales y más de 60 colectivas, en ciudades como Nueva York, Paris, Viena, Roma, Buenos Aires, La Habana, entre otras.
En el 2022, el Colectivo Puente Cultural del Sur Sureste, que dirige Arbey Rivera, lo propuso para obtener la medalla Rosario Castellanos, reconocimiento del Congreso del estado chiapaneco a hombres y mujeres sobresalientes en el área de la ciencia y la cultura. La propuesta fue aceptada y la labor de Antún kojton fue reconocida por la burocracia política.
El sábado 28 de octubre, Antún Kojtom fue invitado de honor al 12° Festival Literario Esqueletos de Azúcar en el Centro Cultural Carlos Jurado acaecido en la Ciudad de San Cristóbal.