Revienta válvula en pozos Bakté y la pestilencia a gas se expande en comunidades de Jalapa.
Por Josué Ramírez
JALAPA (CONTRASTE POLÍTICO).-Se cumplen cinco días en que familias de La Agraria, Pueblo Nuevo, Torno Largo, Cacaos, Lomas de Vidal, Astapa, Ejido Emiliano Zapata, Hueso de Puerco y la zona de los Agaves no pueden dormir ni respirar aire puro, por el fuerte olor a gas que se siente día y noche, ocasionado por una válvula que reventó y que no ha podido ser reparada en los pozos Bakté.
Los Centros de Salud de estas comunidades se encuentran saturados, en los pasillos hay adultos mayores y niños con problemas de diarrea, dolores de cabeza y con una especie de intoxicación que los ha llevado hasta el Hospital Comunitario del municipio de Jalapa.
Atribuyen que desde el pasado miércoles comenzaron a sentir un fuerte olor a gas, de inmediato los propios empleados que laboran en esta zona petrolera, aseguraron que una válvula reventó y desde ese día no han podido cerrar la fuga de gas que se escapa y se expande en las comunidades cercanas.
“El sábado el olor se sentía muy fuerte en Pueblo Nuevo y Cacaos, ahora ya se siente en Astapa, Lomas de Vidal y hasta en Víctor Fernández Manero” aseguró don Lázaro Rodríguez Jimenez, un poblador que exige un alto a la contaminación.
La belleza natural de estos pueblos se fue desde el día en que comenzaron a extraer el gas en la zona de Pueblo Nuevo, Cacaos, Los Agaves, Hueso de Puerco, Mérida y Guarumo; comunidades que siguen viviendo en la marginación, a pesar de que sus tierras están generando millones para Pemex, la petrolera más endeudada del mundo.
«Aquí la solución es que Pemex se largue, sólo están dejando destrucción, no hay ningún beneficios para nosotros los pobres, como siempre solo vienen a chingar», exclamó don Bonifacio Correa, uno de los que tuvo que llevar hasta el Hospital Comunitario de Jalapa a su esposa intoxicada.
Desde el momento en que arribó Pemex junto con toda su maquinaria, sólo ha llevado desgracia a estos pueblos, si bien se encontraban olvidados todavía disfrutaban de paz, aire fresco y se podía dormir con tranquilidad, así lo relatan sus propios pobladores al señalar que la actividad petrolera les arruino sus vidas.
En el poblado Cacaos una casa de interés social que costaba 500 mil pesos hoy ya tiene un valor de 100 mil pesos, las vibraciones que diario genera las perforaciones de Pemex provocaron cuarteaduras en sus paredes, las calles que antes lucían pavimentadas hoy son verdaderos lodazales, la maquinaria pesada que todos los días transitan por ellas, acabaron con lo que un día con mucho esfuerzo lograron.
Por la comunidad Raíces, viven familias de escasos recursos, ellos también sienten en carne propia la desgracia, sus viviendas con techo de lamina de zinc ya se oxidaron, les aparecieron manchas negras, una especie de humedad que las carcome hasta el grado de dejarlas inservibles.
Diario alzan la voz pero son ignorados, Pemex se niega a detener sus perforaciones y reitera que sus actividades no contaminan en lo mas mínimo y hasta atribuyen que el fuerte olor a gas, se debe a la cañería, las fosas sépticas e incluso a que algunos tienen animales de traspatios.
José Manuel Hernández Pérez, Alcalde de Jalapa no ha minimizado la problemática, al contrario ha encarado a Pemex y al propio Gobierno del Estado para que juntos le regresen la tranquilidad a sus paisanos.
El edil ha emprendido una serie de recorridos nocturnos para exigir un alto a Pemex e incluso ha supervisado los pozos activos que provocan los malos olores y que aumentan el temor de que lo que se respira sea un gas tóxico.
“Se visitaron los diferentes pozos de la región los activos Bakte, donde nos fue aclarada la situación de gas que escapo por efecto de burbuja y bombeo de válvulas, en combinación con el clima causó un efecto negativo”. Dr. Manuelito.
El alcalde informó que Pemex como medida de protección tiene instalados sensores de toxicidad los cuales están en verdes, así como sistema de control químico en la zona.
Adelantó que gracias a la participación ciudadana habrá disminución de mecheros “estaremos pendientes del tema y seguiremos gestionando hasta donde nuestras posibilidades alcancen, no dejaremos a nuestra población sola, entre todos vamos a hacer valer el derecho de estar bien.”
Hoy quienes más sufren son los pobladores, despiertan y lo primero que sienten es el fuerte olor a gas, sus vidas cambiaron, sus herencias ya no tienen valor, en sus viviendas sólo hay enfermedades y un triste recuerdo, de lo que un día fue su paraíso terrenal.