Por Ing Alfredo Aguilar Rdz*
EL ASESINATO DE ALVARO OBREGON (Tiempo de lectura: 18 min.)……Un crimen del que todavía hoy no ha sido contado con toda la verdad.
Esta es mi Entrega Histórica y aclarara la verdad sobre este magnicidio que cambio la vida política de México. Otra mentira que la Historia Oficial ha mantenido.
Lo que sabemos de este personaje: Álvaro Obregón Salido (1880- 1928), nació en la Hacienda de Siquisiva, en Navojoa, Son., hijo del matrimonio conformado por on Francisco Obregón Gámez y de doña Cenobia Salido Palomares.
Ese mismo año quedó huérfano de padre, por lo que su madre debió ausentarse del hogar familiar encargando la crianza del niño Álvaro a sus hijas mayores: Cenobia, María y Rosa, y entró a la escuela local, de la que su hermano José era el director, donde aprendió las primeras letras y estudió matemáticas, historia y geografía.

Hacia fines de 1898, Obregón decidió revivir la antigua prosperidad de su hacienda y comenzó labores de agricultor. Contrajo matrimonio en 1903 con María del Refugio Urrea, de quien tuvo dos hijos, Humberto y María del Refugio. Sin embargo, su esposa falleció en 1907, mientras alumbraba gemelos que también murieron en el parto (siendo su tercer parto), y como hizo su madre con él, Álvaro los encargó a sus hermanas mayores, quienes los criaron. Años después contraería segundas nupcias en 1916 con María Tapia, originaria de Guaymas, Son., con quien tuvo otros 2 hijos.
Para fines de 1909, la efervescencia política del país lo llevó a enrolarse en las fuerzas de Francisco I. Madero que combatían al general Porfirio Díaz.
Tras la caída de Díaz y el aparente triunfo revolucionario, Obregón se retiró a la vida privada, pero regresó en 1913 para apoyar a Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila que proclamó el Plan de Guadalupe en su lucha contra Victoriano Huerta, que derrocó a Madero.
Fue jefe de la división del Ejército Constitucionalista y como tal derrotó a los federales en muchas batallas. Al producirse la ruptura entre el grupo de Emiliano Zapata y Francisco Villa con Carranza, a raíz de la Convención de Aguascalientes, Obregón se mantuvo leal a Carranza y fue el encargado de perseguir a Villa en el norte del país. Lo derrotó en la Batalla de Celaya.
La mañana del 3 de julio estando en la hacienda en Santa Ana del Conde, Guanajuato, una guardia de soldados al servicio de Francisco Villa salió y atacó con granadas al conjunto de hombres de Obregón, quien fue herido por la explosión, perdiendo en el acto su brazo derecho, dejándole manco, sintiendo un profundo dolor psicológico por la pérdida de su brazo que ocasionó que intentara suicidarse disparándose a la sien con una pistola, sin lograrlo ya que encontraba descargada.
El 13 de marzo de 1916 fue nombrado secretario de Guerra y Marina, fundando la Escuela Nacional para Pilotos, la Academia del Estado Mayor y la Escuela de Medicina Militar. Escoltó a Carranza a Querétaro donde se redactó la Constitución de 1917, pero renunció al puesto el 30 de abril de ese año.
Se retiró a su hacienda La Quinta Chilla, a practicar la agricultura y a preparar su campaña presidencial. Encabezó en 1920 la Rebelión de Agua Prieta contra Carranza, que pretendía imponer a Ignacio Bonillas, como su sucesor, un diplomático poco conocido en México y pronto apodado Flor de Té.
Él fue el artífice de la muerte de Carranza en Tlaxcalantogo, Pue. Tras su triunfo, y luego del interinato de Adolfo de la Huerta, fue elegido presidente. Su gobierno espurio logró el reconocimiento de Estados Unidos de América en 1923 gracias a los Tratados de Bucareli, que tanto daño han hecho a México.
Al final de su gobierno en 1924, se desató la Rebelión Delahuertista, porque Obregón pretendía imponer a Plutarco Elías Calles como su sucesor, lo que logro. Al entrar Calles a la presidencia, Obregón se retiró a las labores del campo. Aprovechó los créditos otorgados por el Banco Agrícola para desarrollar sus plantaciones, y así cosechó garbanzo, trigo y algodón.
Inició un negocio de combustible para autos, una novedad en el país, por lo que solía frecuentar las principales ciudades de Estados Unidos, como Chicago y Los Ángeles. Mantuvo entrevistas con miembros del gobierno callista, y varias veces visitó al mismo presidente en la capital.
Durante el mandato de Calles, los conflictos religiosos creados por la aplicación radical de algunos artículos constitucionales, produjo que el episcopado mexicano, apoyado por el papa Pío XI ordenara el cierre de los templos católicos del país, ocasionando que una parte de la feligresía católica del país, se lanzara a las armas exigiendo la renuncia de Calles y la derogación de la Constitución de 1917. Se iniciaba la persecución religiosa en México y la Guerra Cristera (1927-1929).
Pero la creciente oposición de la clase militar comenzó a ser representada por los generales Arnulfo R. Gómez y Francisco R. Serrano, ambos candidatos a la presidencia. Serrano era amigo de Obregón y peleó junto a él en las guerras contra Villa, y por influencia del sonorense llegó a la jefatura del Distrito Federal. Gómez era el más activo de ambos candidatos, y planeó junto a Serrano detener y ejecutar a Obregón, Calles y Joaquín Amaro, secretario de Guerra.
El 3 de octubre, día del cumpleaños de Serrano, se planeaba que los tres militares fueran aprehendidos, pero el General de División Eugenio Martínez denunció a este y a sus seguidores ante las fuerzas federales, que, comandadas por el general Claudio Fox, detuvieron a Serrano y a sus partidarios en Cuernavaca, la mañana del 4 de octubre.
Esa misma noche, fueron sacados de la ciudad con el pretexto de llevarlos a encarcelar a Querétaro, pero al llegar a Huitzilac, Mor., fueron ejecutados aplicándoles la Ley Fuga. Arnulfo R. Gómez, mientras tanto, intentó armar una revuelta en Veracruz, combatiendo con los gobiernistas en el municipio de Ayahualulco, Ver., pero cansado y debilitado fue aprehendido y fusilado el 4 de noviembre. Tras estos intentos de guerra civil, Obregón viajó a la capital, donde al ir a una corrida de toros fue atacado con una bomba, lanzada por militantes cristeros, habiendo salido ileso. Más tarde se descubrió un complot para asesinar al caudillo.

En 1928, en plena Guerra Cristera, Obregón se presentó de nuevo como candidato a la presidencia tras una reforma constitucional realizada el año anterior, que permitía su reelección. Fue elegido nuevamente, pero en medio de una gran crisis política e incertidumbre. El 15 de julio de 1928, pocos días después de ser proclamado presidente del período 1928-1934 (el período presidencial había sido extendido a seis años mediante las reformas constitucionales de 1927), Obregón llegó acompañado de su comitiva a la capital de la república en un tren custodiado por militares.
Entre la clase política se había difundido el rumor de un posible asesinato de Obregón, pero el presidente electo hizo caso omiso de las advertencias. Ya el 13 de noviembre de 1927 en el Bosque de Chapultepec, de la ciudad de México, el general Álvaro Obregón, candidato presidencial, sufre un atentado dinamitero del que sale ileso. Los autores resultan ser Juan Tirado y Nahúm Lombardo Ruiz, quienes inculpan al sacerdote jesuita Miguel Agustín Pro Juárez, a quienes se les condena a sufrir la ultima pena.
El dia 17 de julio de 1928, salió a comer invitado por los diputados del estado de Guanajuato, en el restaurante La Bombilla, ubicado en San Ángel. José de León Toral (1900-1929), acudió al lugar tras varios días de espiar a Obregón, y aprovechó sus habilidades de dibujante para acercarse a los políticos. Hizo un dibujo a varios diputados, y finalmente llegó a Obregón, a quien también retrató.
Cuando todos los comensales se descuidaron, Toral sacó su pistola y lanzó seis disparos a Álvaro Obregón a las 14:20 Hrs, uno en el rostro y los otros 5 en su espalda y en su antebrazo derecho, quien cayó muerto al instante. El asesino fue rápidamente detenido y algunos policías intentaron matarle, pero el diputado Ricardo Topete le salvó arguyendo su importancia para esclarecer el crimen.
El lugar de Obregón fue ocupado por Emilio Portes Gil, el 1 de diciembre de 1928, y entonces fue que comenzó el período conocido como el Maximato.
¿Quien era José León Toral? Era un joven de 29 años dedicado católico, que asistía a misa todos los domingos antes de jugar foot ball, pero, decepcionado, abandonó su posición de mediocampista y se integró de lleno a la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, donde conoció a Humberto Pro, hermano de Roberto y de Miguel, el Padre Pro. El 13 de noviembre de 1927, el Luis Segura Vilchis (1903-1927), miembro de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, pidió prestado el coche de los hermanos Pro y con sus habilidades de ingeniero hidráulico armó dos bombas que no explotaron cuando las lanzó al coche de Álvaro Obregón sobre Chapultepec.
El atentado salió en las noticias ese mismo día, así se enteraron los Pro sobre su vinculación como autores intelectuales del evento, aunque se encontraban jugando futbol en casa. Diez días después los fusilaron sin juicio. José de León se hizo de una idea motivado por el dolor: Estuve mucho rato viendo el cadáver de Humberto y juré, con lágrimas en los ojos, vengar su muerte matando a Obregón, el auténtico causante de que mi amigo tan querido hubiera perdido la vida. Obregón, el presidente reelegido, heredero del terror, fue designado como su principal enemigo.
El Complot: Manuel Trejo era católico y vivía escondido para no morir, tenía una pistola en casa para defenderse del gobierno, se la prestó a José León Toral porque él le dijo que quería practicar sus tiros, pero en realidad era el arma que utilizaría para matar a Obregón.
La Madre Conchita, María Concepción Acevedo de la Llata (1891-1979), monja con la que José pasaba algunas tardes rezando, también fue importante en esta decisión, pues una vez dijo frente a él que: las cosas se arreglan sólo si mueren Calles y Obregón.
José intentó matar al caudillo un día antes de lograrlo el lunes 17 de julio de 1928. Tenía vacaciones de la escuela en donde enseñaba dibujo y las aprovechó. Salió de su casa temprano con una cámara fotográfica como pretexto para acercarse, rezó en la Parroquia del Espíritu Santo como cada domingo, desayunó en Tacuba y de ahí se trasladó a Sullivan. Esperó hasta medio día junto a una manifestación de obregonistas.
Salió, pero como venía en camión que tenía el capacete bastante alto no le sobresalía más que una parte del pecho y la cara. Con su falta de práctica para tirar, no se atrevió, por más cerca que pudiera estar, siempre había unos tres metros de distancia y no podría arriesgarse, no su vida, que ya estaba dispuesta a darla, sino a fallar y herir a otra persona, dijo José durante su juicio.
José regresó a casa decepcionado a pasar la última tarde con su esposa, pero pronto recordó que el día del atentado de las bombas, una persona señaló una casa de la Avenida Jalisco (hoy Álvaro Obregón), como la del caudillo, así que fue a verificar si era cierto. No la encontró, sólo dedujo cuál era y volvió al día siguiente con su pistola y un block de dibujo, su nuevo pretexto para acercarse.
Toral vio salir unos coches de la casa del señor Obregón en dirección a San Ángel. Pensó que seguramente no habían comido por la hora. Lo probable es que fueran a uno de esos banquetes que tienen los políticos.
Así fue como ideo en ir a La Bombilla. De León tenía razón, encontró a Obregón en el restaurante (que después se convirtió en el Parque La Bombilla) y empezó a dibujarlo, cuando llamó la atención de los demás en la mesa se decidió. Llego por el lado derecho, él volteó la cara con bastante amabilidad a ver los dibujos. Entendió que no llegó a ver ni el primero, porque yo saco la pistola y disparo el primer tiro en la cara y bajo la pistola sin saber cuántos tiros se dispararon. Ahí que Obregón tendido muerto. Luego de las exequias, el cuerpo de Obregón fue trasladado por tren hasta Huatabampo, Son., lugar donde el general había manifestado que le gustaría ser enterrado al lado de la tumba de su madre.
En realidad, existe un misterio alrededor de la muerte de Obregón, que se mantuvo oculto por muchos años, pues existen pruebas que el cuerpo del presidente tenía 13 heridas de bala, y un documento de la primera necropsia realizada dicta que fueron 19.
El documento fue redactado tan deficientemente que no menciona que al caudillo le faltaba un brazo, y eso que el doctor que lo escribió fue el mismo que le amputó el brazo tras una batalla en Guanajuato años antes, misma que se conservó en formol en el Parque de la Bombilla de San Ángel, donde había sido asesinado, hasta que en 1989 la retiraron y la incineraron para añadirlo a los restos.
Lo que sí es que él fue el único que cayó en manos obregonistas para ser torturado, pues querían saber quién era y los motivos.
Estaba en un sótano, donde llegaron agentes y le dijeron que mostrara su cuaderno de dibujo que el ya llevaba hecho y que les dijera quién los había hecho.
A José lo colgaron de manos y pies con una soga delgada. Lo mecían y a cada movimiento las cuerdas se le encajaban. Él no decía nada y fue porque no había preparado nada qué decir en caso de quedar vivo, creía que iba a morir junto a Obregón. Se repuso y lo amarraron de los pulgares, así todo el peso de su cuerpo quedaría en sus dedos. Se le zafó uno y todo el peso cayó sobre el otro.
Lo volvieron a asegurar el dedo y por segunda vez se le zafó. Lo dejaron descansar, pero mientras estaba tirado, una persona le estuvo golpeando la cara con mucha saña con unas correas. Considero que debían estar indignados, pero llego a decirles que no fueran tan crueles. Después lo amarraron de los testículos jalándoselos hasta levantarlo. Después por debajo de las axilas, quizá fue lo más terrible, sentía asfixiarse.
Después lo tuvieron en posición de firmes durante seis horas. Uno de los agentes se le acercó y le preguntó si era verdad que era caricaturista: si soy dibujante, contestó Toral. A ver, si me haces una caricatura te dejo descansar, le respondió el agente. José apenas podía sostener el lápiz, pero terminó el dibujo, se sentó y lo levantaron de nuevo. Cuando reclamó el trato se rieron de él. A la mitad de su juicio expuso un papel: aquí traigo un dibujo para que los vean los señores jurados y puedan darse cuenta de cómo estuvo mi tortura. ¿Me hacen ell favor de irlo pasando?, requirió. El dibujo fue firmado como Mi martirio.
José León Toral fue declarado culpable y sentenciado a muerte el 8 de noviembre, incluso después de que la defensa abogó por una condena menos severa, María Concepción de la Llata, la Madre Conchita, quedó como la autora intelectual de magnicidio y fue condenada a 20 años de prisión de las Islas Marías. Posteriormente renunció a sus votos y se casó con Carlos Castro Balda el 20 de octubre de 1935, un ex miembro de la Banda de Automóvil Gris que azoto tiempo antes a los habitantes de la capital. En 1940 fue liberada tras cumplir solo 12 años de su condena.
José fue llevado a Lecumberri en donde tenía contacto con su familia y seres queridos. El 9 de enero de 1929, el periódico El Universal publicó algunas palabras de Toral. Al reportero de este diario se le negó el acceso, pero logró ingresar y escuchar al reo. Declaró que era muy doloroso recordar los hechos de La Bombilla desde que alguien en la Penitenciaría me ha hablado con entusiasmo de las virtudes y bondades del general Obregón.
El día de su fusilamiento fue cubierto por los medios. El diario El Universal publicó: Hoy, a las doce del día, José de León Toral fue pasado por las armas, ejecutándose la sentencia dictada. El último deseo de Toral fue un trago de coñac, lo bebió tan rápido y desesperadamente que se manchó un zapato y luego, con calma, limpió su calzado con un pañuelo. José repetía estando preso, y durante todo su juicio también, que estaba listo para morir, lo estaba desde el día en que mató a Obregón. Esperaba encontrar la muerte junto a él.
Lo colocaron contra el paredón de la penitenciaría de México, hoy Archivo Histórico de la Nación, le pidieron las últimas palabras y le dispararon antes de que pudiera terminar el lema cristero: ¡Viva Cristo Rey! Su cuerpo fue llevado a casa de sus padres, en donde un doctor le sanó las heridas y le sacó el corazón para dárselo a su familia, la cual lo colgó para venerarlo y después fue conservado en secreto durante años.
Más de 150 mil personas asistieron al sepelio, seguían la carroza y la policía quiso evitarlo formando vallas de motociclistas, camiones y las fuerzas de seguridad. Los manifestantes se abrieron paso como pudieron y entre todo el caos hubo tres muertos y 23 heridos de gravedad. El evento era de celebración, la época de caza de católicos había terminado gracias a que José había exterminado al principal enemigo de los cristeros, por fin podían salir a las calles sin temor a que los mataran. Ni un instante dejaron de orar. Los guardias no pudieron impedir el paso a los simpatizadores a pesar de los refuerzos que enviaba la Inspección General de Policía.
Esperanza de León, hija de Toral, inició un proyecto para canonizarlo. Por su ideal de la fe, mi padre cambió su vida por la del señor Obregón y lo dejó todo: su esposa, sus hijos, sus padres, sus seres queridos… desde que tengo uso de razón empecé a ir a su tumba. Los primeros años estaba pintarrajeada, el pueblo le pedía favores por escrito. En la familia algunos se encomiendan a él, pero la iniciativa no tuvo frutos, pues la Iglesia no canoniza asesinos. ¡No matarás!, es uno de los mandamientos que José no cumplió.

Recientemente redescubrió el testimonio de la revisión del cadáver de Obregón realizada por un médico donde consta que el cuerpo presentaba orificios de bala de diferentes calibres, lo que hace suponer que se utilizó más de un arma para asesinar a Obregón, con lo que se fortalece la tesis de que, si bien José de León Toral indudablemente disparó en contra del manco de Celaya, no fue el único, sino que hubo otros más.
Obregón tenía muchos enemigos políticos, por lo que el atentado les dio la oportunidad de eliminarlo y echarle toda la culpa a Toral, aunque participaron más personas. Su muerte permitió a Calles consolidar su poder, al parecer el autor intelectual real del magnicidio, al extender su dominio durante un sexenio mas, en lo que se llamó el Maximato.
Hay testimonios de personas que dijeron haber escuchado varios tiros después de que disparó Toral, pero no sabían si efectivamente lo fueron o eran sonidos de la orquesta que siguió tocando por unos instantes la canción El Limoncito.
El grupo obregonista acusó abiertamente a Luis N. Morones, líder de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM, antecesora de la CTM), y en algunas ocasiones al presidente Plutarco Elías Calles de ser los instigadores del magnicidio. Algunos atores tienen la hipótesis de que existía una relación entre Morones y la Madre Conchita, y que Obregón murió por los disparos de francotiradores que actuaron al mismo tiempo que Toral.
El 20 de mayo de 1947 se publicó un reportaje en el periódico Excélsior afirmó que el cadáver de Obregón presentaba diecinueve impactos de bala. Sin embargo, al detallar sobre ellos solo menciona dieciséis. De acuerdo a su investigación, el general recibió seis disparos de calibre 45, siete disparos de calibre 6, un disparo de calibre 11, otro de calibre 8 y uno más de calibre 7. En el diagrama de la autopsia, sí se muestran las 19 descargas. Como de costumbre, la historia oficial nos miente.
Aquí en Villahermosa, Tab, existe una plaza llamada de la Revolución, con estatuas de los próceres revolucionarios, incluidas las de Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, además de las de Plutarco Elías Calles y de Álvaro Obregón. Y siempre que las veo, me pregunto ¿qué pasaría si todavía vivieran? Seguro se matarían entre ellos, cuando menos los 3 últimos. Por último, los restos de Obregón no descansan en el Monumento a la Revolución de CD. de México, solo los de Carranza, Madero, Calles, Cárdenas y Villa.
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