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*GUT: UN ICONO DE LA CULTURA POPULAR, A 18 AÑOS DE SU PARTIDA*

Era dueño de un humor negro, pero también de una vasta cultura popular

 

_Gamaliel Sánchez Salinas_

A mediados de los noventa buscaba mejorar nuestra Gaceta Magisterial. Quería, en nuestra portada, una caricatura del maestro Gutemberg Rivero. Fue el maestro Soto Giles, quien me lo puso al teléfono en una tarde de cervezas y charla.

Nervioso, le solicité sus servicios profesionales. «¿Quién paga la revista? ¿Quién la patrocina?», preguntó hosco. «Somos un grupo de maestros que…» «Bah, la caricatura vale 50 pesos y me pagas por adelantado», me interrumpió con tono de aburrimiento y colgó.

Al otro día me presenté a su taller, le recordé el encargo y saqué los 50 pesos y se los di. Le expliqué el tema de la caricatura, me oyó sin dejar de ver su pequeño televisor en blanco y negro, mientras lijaba el yeso al brazo de un Niño Dios. Terminada mi explicación me miró y asintió, luego volvió a su televisor. Entendí que me tenía que ir.

Días después, emocionado, llegué por el encargo, en un folder crema me la entregó: Era un encapuchado con orejas y garras de lobo que seguía a una mujer provinciana con canasta y rebozo que huía despavorida. En el rebozo se leia: Presidencia municipal Jalpa. El encapuchado representaba al dirigente del SNTE de aquel entonces. Ese número de La Gaceta Magisterial fue un éxito. Y entonces fue el caricaturista oficial de La Gaceta.

Pronto descubrí que en aquel hombre de carácter hosco, huraño, desconfiado, habitaba un artista de verdad. Derribadas las barreras de la desconfianza (de su parte) conversábamos largamente. Era dueño de un humor negro, pero también de una vasta cultura popular, aquí si cabe el término. Además de ser un conocedor del cine mexicano, desde la época de oro hasta el de ficheras.

De su propia voz supe la historia del mural Heredarás el Submarino, en el emblemático bar El Submarino, cuyo nombre era una parodia al mural del maestro Montuy: Heredarás el universo, pintado en el Congreso del Estado. Fue Pedrero Totosaus , amigo del maestro Gut, quien con tino paródico así lo bautizó.

También, el maestro Gut, contaba agraviado y molesto, como había creado la colección de personajes populares de la Villahermosa del siglo pasado, rememoraba, nostálgico, la primera vez que fue expuesta en Plaza de armas con un éxito inusitado, admirada y festejada por el mismo Carlos Pellicer Cámara, El poeta de América.

Y su tono se endurecía cuando recordaba al gobierno de Roberto Madrazo y su intentona de replicar esos personajes sin tomarlo en cuenta a él, el creador. Aramburu, apellidaba la extranjera a quien le fue encargado el proyecto que no prosperó porque la comunidad cultural tabasqueña se opuso.

En los tiempos del interinato de Priego Oropeza en la gubernatura, este mandó a sus emisarios para proponerle el premio de periodismo en la modalidad de caricatura. Lo querían en el evento, el reconocimiento lo recibiría de manos del mandatario interino. «¿Cuánto en efectivo tiene el premio?», me contaría, les preguntó. Le dijeron que no había efectivo que solo era una placa, que el reconocimiento era honorario.

«No, así nomás no voy. Ya estoy cansado de premios honorarios», me dijo, con sonrisa socarrona, que les había respondido. Yo lo felicité por su actitud. Otro tarde me contaría que regresaron, que le pondrían 25 mil pesos al premio. Aceptó. Divertido, recordaba que el día de la premiación, cuando el gobernador le entregó el reconocimiento, preocupado le dijo que tuviera cuidado, ahí en la carpeta iba el cheque, no se le fuera a caer.

Una semana antes de su fallecimiento acudí a su taller, me dijo andaba con unos achaques, pero que unos tragos de Tequila regalo de su amigo González Maza, lo habían recuperado. Recuerdo que fue un martes. Ese día le deseé lo mejor.

El sábado por la tarde, en la zona remodelada, Pedro Luis, el poeta, me diría de su fallecimiento. No lo podía creer, para comprobarlo me dirigí al Submarino. En la entrada estaba pegada la portada de El Diario de la Tarde con la infausta noticia. Pepe, el gordo, salió a recibirme, y me confirmó el deceso. No quise quedarme, regresé al mercado por mi combi y triste volví a casa.

Hoy, el maestro Gut, cumple 18 años de su partida, 18 años ya de cotorreo chido con María Garrido, La pastelera, El Chombito, El Almirante Achirica, José el Cieguito y toda esa pléyade de personajes que hicieron de Villahermosa una ciudad de definitivo provincianismo que fuimos perdiendo en nombre de eso que llaman modernidad.
Abrazos al máster, dónde quiera que se encuentre, cada día falta menos pa alcanzarlo.

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