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*MANUEL BAEZA LÁZARO. UN VILLAHERMOSINO EJEMPLAR*

Su iniciativa de embellecer su calle y crear un circuito turístico en el centro de la capital tabasqueña fue obstruida por INAH y Ayto de Centro.

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-Gamaliel Sánchez Salinas-

VILLAHERMOSA (CONTRASTE POLÍTICO).-Manuel Baeza Lázaro nació en la calle Iguala, a unos pasos del mítico Buen taquito. En la escuela era un alumno bien portado y sobresaliente en el plano académico. El relajo y la indisciplina no eran lo suyo y tomaba distancia de sus compañeros revoltosos. En la secundaria, la Técnica 9, los maestros tenían solo una certeza; si había relajo, seguro Manuel no estaba involucrado y era así.

Manuel llevaba como taller; Dibujo Técnico Industrial, porque ya desde entonces deseaba ser arquitecto. Un acicate para él fue la emoción con que su maestro de Dibujo, festejaba que uno de sus compañeros se iría a estudiar la prepa al Tecnológico de Monterrey.

Finalizaba apenas su bachillerato en el CBTIS 132, cuando las distintas instituciones de educación superior llegaron a promoverse, entre ellas el Instituto Tecnológico de Monterrey. Entonces volvieron a su mente los comentarios admirativos de su maestro de dibujo, en la secundaria, por el Tec. y pidió información.

Manuel era, además de dedicado y serio, ahorrador. En su servicio social tuvo la suerte de recibir un sueldo, un buen sueldo, que depósito en una cuenta que le iba generando intereses. Era a mediados de los Ochenta, la banca era más blanda. Manuel decidió, con solo sus ahorros, partir a la tierra del cabrito e inscribirse al Tecnológico de Monterrey en la carrera de arquitectura.

Con sus ahorros y hartos sacrificios de inscribió y terminó el primer semestre aplicando para una beca que se ganó, y le condonaba el 90 por ciento de colegiatura. Sin contratiempos y con honores se tituló e hizo a un lado el cabrito, la machaca, los cuajitos y regresó a su terruño donde lo esperaban el puchero, la hicotea en sangre, los chanchamitos y el pozol.

Manuel pronto comenzó a trabajar, pero a la par de su trabajo hacia comunidad con los vecinos de su calle que veían en él una persona forjada en la cultura del esfuerzo. E inició, desde su condición de arquitecto, a transformar su calle.

Propuso que las fachadas tuvieran macetas con flores. Realizó el diseño de la herrería que portaría las plantas de ornato y con apoyo de los vecinos fue decorando todas las casas. Pero había que cuidar aquellas flores, algunos se aburrieron. Pero Manuel no se dio por vencido. Más enjundioso procedió, con ayuda de artistas plásticos, a pintar las fachadas de las casas.

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Apenas iniciaba el proyecto cuando se aparecieron los del INAH y el Ayuntamiento a exigirle detuviera lo que estaba haciendo. Terco, no se dejó intimidar.

Ante sus argumentos, estas dependencias le propusieron, lo que proponen cuando quieren que una iniciativa ciudadana no prospere; una mesa de trabajo. La intención era detener la iniciativa que encabeza Manuel Baeza.


No les funcionó, y es que Lo que él propone no es solo embellecer su calle, su propuesta va más allá, es la de crear un circuito que nazca desde el parque Los pajaritos, se deslice por Iguala, tome Mina, luego Zaragoza y vaya rodeando esa zona urbana hasta salir a 27 de Febrero y terminar en La Casa de los Azulejos. Con una plaza del pozol en una de las calles y una parada en el parque El Jícaro.

Cuando Manuel, emocionado, habla de su proyecto nos contagia. Yo creo que la iniciativa no debe dejar de ser ciudadana porque cuando a estos esfuerzos lo tocan los gobiernos, en cualquiera de sus órdenes, los convierten en el más puro estiércol.

Ah, Manuel Baeza Lázaro, quiere tanto a su calle que cuando se enteró que El Buen Taquito cerraba sus puertas definitivamente no lo permitió, rompió el colchón, sacó sus ahorros y lo compró, no dejaría morir la tradición.

Otro Ah, Manuel es compañero de generación de la Heroica Secundaria Técnica 9.

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