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Reciben indígenas de Tamulté con cohetes a Javier May

El mandatario atendió en audiencia comunitaria las peticiones que le hicieron en el Centro Integrador de la Villa Tamulté de las Sabanas

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VILLAHERMOSA (CONTRASTE POLÍTICO).-Los cohetes para celebrar a San Francisco, el 4 de octubre, se adelantaron en el cielo de la Villa Tamulté de las Sabanas, como preámbulo para anunciar la llegada del Gobernador de Tabasco, Javier May Rodríguez, quien encabezó una prolongada Jornada en Territorio en tierra Yokot’an.

Sin dejar de prender la mecha de cada cohetón, Ricardo expresó el sentir de su pueblo. “Aquí lo recibimos bien porque el Gobernador ha atendido cada una de nuestras peticiones”, afirmó en un ambiente de fiesta.

Las y los portadores de las 17 pancartas, que declaraban su beneplácito por la visita, abrieron espacio para que la presidenta municipal de Centro, Yolanda Osuna Huerta, se colocara en medio y pudiera dar la bienvenida como anfitriona al mandatario.

Apenas saludó May Rodríguez a la alcaldesa sobre la calle Benito Juárez, un río humano de gente lo acompañó hasta donde estaba colocado el templete.

Abriendo plaza, como quien dice, iba el bailador José Gil Valencia, ejecutando la Danza del Caballito, que desde hace más de 30 años representa. Sin soltar el machete ni bajarse de su caballito, una estructura hecha de madera, cintas y lías trenzadas, señaló que “este es un gobernador diferente, porque los anteriores, de su oficina no salían, y este amigo sí está caminando en todas las comunidades; ahorita lo tenemos en Tamulté de las Sabanas, ¡qué bueno porque eso enaltece su gobierno!».

Todo el parque Upi Xan Ka estaba abarrotado de gente. La anfitriona Osuna Huerta sería la primera en tomar la palabra. “Gracias por venir. Desde el primer día ha promovido estar con el pueblo y conocer sus necesidades. Seguimos trabajando hombro con hombro”, reconoció ante la mirada atenta de las mujeres yokot’an.

Vestido por primera vez en una de sus giras de color castaño claro, May Rodríguez estaba jovial. Primero les informó que se está trabajando en encontrar un nuevo predio donde estará la subestación eléctrica, que se abastecerá de las líneas de transmisión de Macultepec. Y luego prometería: “No tenemos prisa. Hoy lo dedicamos a ustedes. Nos vamos hasta que atendamos hasta el último ciudadano”.

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Y así fue, estuvo casi cinco horas de pie, mirando por arriba de sus anteojos, a los ciudadanos y luego, enfocando hacia los documentos que le presentaban.

Entren los primeros que fueron escuchados por el mandatario estuvieron don Ezequías Hernández y doña Lizbeth Pérez, que solicitaron ayuda para reparar su casita, donde vive la pareja con sus cinco hijos, en el poblado Jolochero. Su fe en que el mandatario los ayudara no es ciega.

“Él ha demostrado mucho interés en la gente, quiere al pueblo y no lo ha engañado, como hacen otros malos gobiernos apenas llegan al poder. May no, ya va para un año y está cumpliendo, por eso venimos a presentar nuestra solicitud porque confiamos en su palabra”, dijeron.

Dos filas atrás estaba doña Elvia Salazar, de Buena Vista. Ella traía una carta escrita de su puño y letra donde le expresaba su deseo de ser tomada en cuenta para las Tandas para la Mujer. “Yo vendo sobrecamas, sábanas, fundas para almohadas, y deseo ampliar mi negocio. Con lo poquito que tiene uno y si me dan la tanda, ya la armé”, confiesa cargada de esperanza.

Por donde quiera, los codos, los hombros, los brazos se rozan por el cauce humano que desborda el perímetro de cada pabellón. Aun los que están afuera de la estructura techada, en las unidades móviles de la Secretaría de Salud y del DIF, tienen que ceder el paso para fluir de un lado a otro. Pero no hay caras largas, menos la de doña Gregoria García, que viajó sola desde la ranchería Estancia hasta el corazón yokot’an para obtener una silla de ruedas para su yerno.

Junto al instrumento empaquetado, cuenta que el esposo de su hija ya no trabaja y tienen que cargarlo sus nietos “como un bebé” para realizar sus actividades diarias en el hogar.

“Me voy contenta. Si mi yerno no tiene esto —dice golpeando la caja suavemente— lo tienen que abrazar. Gracias a Dios que respondieron la solicitud para la silla de ruedas. Para comprarla es carísima y mi yerno ya no trabaja, ¿de dónde iba sacar para eso? En la casa van a estar felices, ya va a descansar el chamaco más grande porque está duro cargarlo”, explicó la abuela.

No era la única en compartir su asombrosa dicha. Ezequías Hernández Pérez y Lisbeth Pérez fueron una de las 11 parejas que formalizaron su relación en el módulo del Registro Civil. Después de 20 años de vivir juntos y ser padres de una hermosa niña, “ya era hora de casarnos y aprovechamos la oportunidad que da el gobierno del estado; de una vez, dijimos”, contó el recién casado. La novia radiante señaló que ahora cumple los mandamientos del Señor, de estar unida a su pareja.

“Le quiero dar las gracias al Gobernador por esta buena causa, algo que hace tan hermoso, que hay muchos que no tienen la posibilidad, pero que gracias a todo lo que él hace de corazón, es una bendición para nosotros el poder casarnos hoy y que Dios me lo bendiga”, afirmó la recién casada para volver a darse otro beso atronado. El confeti y los aplausos adornaron a la pareja

A la una con cuarenta y cinco minutos, en la fila interminable de las audiencias, solo quedaban tres yokot’anes, que venían a solicitar un camino cosechero por la entrada al Limón para que 200 ejidatarios ya no saquen a mecapal la yuca, el maíz, el plátano, la calabaza, el chayote, el rábano, el cilantro y el chile habanero.

Los módulos de la enorme estructura techada seguían atendiendo a los pobladores. En el stand de la Secretaría de Cultura, el subsecretario de Desarrollo y Promoción Cultural, Salvador Manrique Priego no ha resistido la tentación de rasgar una guitarra y cantar “Infierno verde” mientras una anciana baila y los mirones la acompañan con palmas.

Todavía los servidores públicos de la hospitalaria y aguerrida Tamulté de las Sabanas tienen energía para solicitar al mandatario una foto para el recuerdo, que gustoso accede. “Vénganse para acá”, dice y les hace sitio para que se acomoden antes de que se escuche el clic de las cámaras.

 

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