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Semiparalizado nuevo Mercado de Gaviotas por conflicto generado por alcaldesa

Yolanda Osuna, no apoyó a reactivar el centro de abasto, sino al contrario arbitrariamente despojó a locatarios de sus espacios

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ROBERTO BARBOZA/CONTRASTE POLÍTICO.

VILLAHERMOSA— Tiene tres meses que el Ayuntamiento de Centro, cuya cabecera es esta capital, abrió el nuevo Mercado Público “Florentino Hernández Bautista”, colonia Gaviotas, pero el centro de abasto se encuentra semiparalizado, por la inconformidad de los comerciantes y gran parte de los locales se encuentran en litigio, luego que la alcaldesa morenista Yolanda del Carmen Osuna Huerta, unilateral y arbitrariamente despojara decenas de concesiones a locatarios, sin argumentos claros y a espaldas de los afectados.

El inmueble construido por el gobierno federal, a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), con 150 locales distribuidos en dos niveles y una inversión de cerca de 130 millones de pesos, fue entregado al Ayuntamiento, a cuya alcaldesa sólo correspondía entregarle los espacios a los comerciantes que desde 1986 han trabajado en el Mercado Público “Florentino Hernández Bautista”.

El evento de la inauguración oficial nunca se realizó por el ambiente de descontento de comerciantes y el temor de la alcaldesa a enfrentar los reclamos, por lo que su ausencia con este grupo de ciudadanos se ha prolongado desde antes que derribaran el viejo mercado.

Este es el segundo trienio de Osuna Huerta al frente del Ayuntamiento de Centro, luego de reelegirse. En su primer periodo 2021-2024, al frente de la alcaldía, llegó al cargo impuesta por Adán Augusto López Hernández, a pesar de que militaba en el PRI y en cuyos gobiernos llevaba una larga carrera burocrática. Ambos son vecinos en la calle Plutarco Elías Calles, donde se ubica la Notaría Pública número 27, de Adán Augusto López Hernández.

“En los dos años que padecimos angustia en las galeras que nos asignaron provisionalmente, nunca dio la cara para ver el calvario en que estábamos”, afirman. “Ahora menos se presentará”.

El reportero solicitó una entrevista con la presidenta municipal y al Ayuntamiento la información sobre la situación del Mercado Público, pero sólo recibió el silencio como respuesta.

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Esta obra, localizada junto al Malecón en la margen derecha del río Grijalva, formó parte del Programa de Mejoramiento Urbano (PMU) de Sedatu, donde se invirtieron más de dos mil 700 millones de pesos.

El 4 de julio del 2023, en su visita de supervisión de obras, el entonces titular de Sedatu, Román Meyer Falcón, declaró que el Mercado “Florentino Hernández Bautista”, eran parte del proyecto que fortalecerían el turismo y el comercio en la región. El mercado contará con más de 150 locales “para apoyar la economía de las familias tabasqueñas”, afirmó.

La esperanza de que tendrían un mejor futuro económico con sus negocios al estrenar el edificio del centro de abasto popular se esfumó completamente ante la conducta de las autoridades municipales. Tampoco recibieron apoyos crediticios para reiniciar sus pequeños negocios, afirma doña Nancy Guadalupe.

Los derechos de locales que tuvieron en el Mercado Viejo, “el Ayuntamiento los borró de un plumazo” cuando los locatarios regresaron en mayo pasado al nuevo inmueble. Relata que varios comerciantes que se vieron estafados se unieron para interponer una demanda, para pelear jurídicamente sus locales.

 

La sorpresa de los locatarios inició a partir del 13 de mayo pasado, cuando el Ayuntamiento les autorizó ocupar sus nuevos espacios para la compraventa de sus productos, pero se toparon con la orden de la alcaldesa que a decenas de ellos ya no les entregarían sus espacios, a pesar de que llevaban años laborando en el Mercado Público y tienen el pago de sus concesiones al día.

Los quejosos afirman que las autoridades municipales vendieron locales a personas que nunca estuvieron en el edificio viejo que ocupaba en el Mercado Público de la colonia Gaviotas, ni mucho menos estuvieron en el “Mercado Provisional”, en galeras de láminas de zinc que en la época de calor era difícil trabajar y durante las lluvias el agua les invadía.

Doña Araceli González Pérez, comerciante del giro de Antojitos y actualmente convaleciente de cáncer, considera una injusticia que le hayan quitado la concesión que pagaba por el Local número 17. Ella pensaba utilizar las ganancias que obtuviera de la venta, para la adquisición de sus medicamentos, afirma.

El argumento del Ayuntamiento fue que los tres locales que anteriormente ocupaban en el inmueble viejo, derribado para dar paso a este nuevo inmueble, es el mismo espacio ahora tienen el local 129 a su hermana Nancy Guadalupe. En este caso cuentan con la documentación oficial del pago por las concesiones de tres locales, el 15, 16 y 17.

“Nos engañaron, pues cuando desocupamos las instalaciones que fueron derribadas para dar paso a la construcción de la obra, prometieron que se respetarían los derechos de las concesiones de los locales”, comenta irritada.

 

El principal argumento de la alcaldesa Yolanda del Carmen Osuna Huerta para despojar a varios comerciantes de locales que trabajaban algunos de sus familiares o que por su actividad habían adquirido las concesiones que han pagado al Ayuntamiento, es que los actuales son espacios más grandes.

Doña Guadalupe Morales Hernández, fundadora del Mercado y dedicada a la elaboración y venta de comida, señala que están cansados de dar vueltas con las autoridades del Ayuntamiento para exigir les devuelvan tres locales del que fueron despojados.

A José Carlos y Julio César Cano Morales, de las “Fondas Mary” y “Fonda Jhoana” el Ayuntamiento los despojó de las respectivas sus concesiones. Y a pesar de los reclamos no se los quieren reconocer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Juana Rodas de la Rosa, dedicada al giro de peluquería, quien ocupaba los locales 16-B y 17-A, también quieren que sólo ocupe un espacio a pesar de pagar y estar al corriente en las dos concesiones.

Tampoco le respetaron la ubicación de su anterior local, que estaba adelante, pues se lo otorgaron a otro comerciante, a pesar de que le habían prometido que se respetaría la ubicación que siempre habían tenido. “Eso no es justo. Yo solo quiero que me devuelvan mis dos locales”, pide.

 

Otra queja de los comerciantes del Mercado Público de la colonia Gaviotas, es que en la asignación de locales hubo favoritismo, por llamarlo de alguna manera, pero creen que “hubo dinero de por medio”. Por ejemplo, las esquinas de la fila de locales, de mayor amplitud las entregaron a personas con solvencia económica.

Por ejemplo, a la taquería “Quico y Ñoño, le entregaron la esquina de la mera entrada, a pesar de que en las anteriores instalaciones no tenía ese privilegio. Pero, el propietario tiene una cadena de taquerías en la ciudad y en el Mercado de la Sierra, de la colonia Guayabal, acapara con ocho locales.

La señora Nancy Guadalupe, afirma que aceptó provisionalmente el local 129 que le asignaron, pues necesita sobrevivir del negocio que siempre ha tenido en el Mercado Público, pero explica que está inconforme y exige que le entreguen los tres espacios concesionados que siempre han trabajado, lo cuales eran de tres giros distintos: dos de coctelería de mariscos y uno de antojitos.

Don José Flores, durante 30 años dedicado a la venta de Pozol, bebida tradicional de Tabasco a base de maíz y cacao, recuerda que el tenía concesionado dos locales, con derecho de ubicación en una esquina, sin embargo, no le respetaron el lugar en el nuevo inmueble. En el mercado provisional adquirió tres concesiones más, sin embargo, las autoridades municipales no se las respetaron tampoco.

Aunque sólo le dieron un espacio en el nuevo Mercado, si tienen que pagar las cinco concesiones que están a su nombre. Afirma que ante el despojo y atropello de que fue objeto se vio en la necesidad de tramitar un amparo ante para solicitar la protección de la justicia federal, el cual aún está en trámite.

El vendedor de la bebida tabasqueña recuerda que cuando desocuparon el viejo edificio del centro de abasto “Florentino Hernández Bautista”, dio la fe de hechos el Notario Público número 40, Carlos Efraín Reséndez Bocanegra, actual presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado y tío del diputado local morenista, Manuel Gurría Reséndez. “Que se respete ese documento”, pidió el concesionario.

 

La crisis que viven los locatarios desde hace dos años, cuando fueron instalados en rusticas galeras en tanto se construía el nuevo Mercado Público “Florentino Hernández Bautista”, se ha extendido en el inmueble que empezaron a ocupar desde el pasado 11 de mayo.

Paradójicamente, “pensamos que terminarían las penurias” que sobrevivieron en los provisionales locales de láminas de zinc en que fueron instalados, al fondo de la colonia Gaviotas, mientras el gobierno federal, a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), construía el edificio, lamenta doña Patricia.

Para instalar sus negocios en el nuevo edificio, con adecuaciones y mercancía, la mayoría de los locatarios cayeron en manos de prestamistas, pues la alcaldesa Yolanda del Carmen Osuna Huerta, nunca les ofreció apoyo alguno. Ni siquiera ha puesto un pie en el Mercado ni habló con ellos durante el tiempo en que estuvieron arrimados en las galeras del “mercado provisional”, sostiene Lorena Reyes Narváez, comerciante de frutas y verduras, del local número 5, en la planta baja.

Recuerda que en el puesto que ocupaba en el mercado que se derribó, contaba con toma de agua para la higiene de sus productos. El Notario Público que dio fe de hechos, incluso tomó fotos. Pero ahora su local nuevo no cuenta con ese servicio y en el Ayuntamiento no le dan solución alguna.

Fachada del anterior Mercado Público "Florentino Hernández Bautista", colonia Gaviotas, antes de ser derribado por Sedatu.
Fachada del anterior Mercado Público «Florentino Hernández Bautista», colonia Gaviotas, antes de ser derribado por Sedatu.

También, don Rubén, sastre de 57 años y fundador del Mercado de la colonia Gaviotas, fue despojado de uno de los cuatro locales asignados a su familia. Los puestos, antes de 20 metros cuadrados, se redujeron a diez metros. “El viejo mercado funcionaba bien. Nos prometieron espacios más grandes para sacarnos, pero nos engañaron”, afirma.

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