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Rayo mata a dos adolescentes y lesiona a siete que se refugiaban en una palapa

El grupo de pequeños futbolistas corrió a protegerse de la lluvia, pero el único rayo que se generó les alcanzó

VILLA LUIS GIL PEREZ (CONTRASTE POLÍTICO).- Dos primos menores fallecidos y otros seis jovenes lesionados, fue el trágico saldo de un rayo que cayó en una pequeña palapa junto a un campo de futbol, donde corrió a resguardardarse de la lluvia este grupo deportistas.

La tragedia que enlutó al hogar de una abuelita que adoptó los dos primos ocurrió la tarde-noche del lunes 24, cuando el grupo de jovencitos practicaba su deporte favorito, como habitualmente lo efectuaban todas las tardes.

La lluvia que se registraba no estaba acompañada de descargas eléctricas, sino solo fue el único rayo que cayó en la zona.

Desafortunadamente los pequeños futbolistas se refugiaron en esa pequeña y vieja palapa de guano, ubicada bajo un árbol, con el techo con agujeros, donde estaban dos viejos refrigeradores metálicos en los que estaban sentados cuando ocurrió la descarga eléctrica.

Los fallecidos de 16 y 17 años, Carlos Eduardo y Joshua Jesús, de 15 y 17 años, jugaban una “cascarita” en el campo de “La Curva”.

Los menores, junto con su abuelita, se dedicaban a la venta de tortilla, empanadas y tamales, para sobrevivir. Sus único vicio era el futbol, recordaron sus vecinos.

Los cuerpos de las dos víctimas mortales quedaron tirados en el lugar, con la ropa destrozada, con quemaduras, la piel levantada y las puntas de los zapatos abiertas.

El resto de jovenes cayeron al suelo con lesiones leves, pero con sordera, dolor de cuerpo y cabeza, y convalecientes en sus domicilios. Solo una joven de 22 años, que se había refugiado en la estrecha palapa, fue traslada al hospital por parte de su familia.

 


Uno de los jovenes sobreviviente, Adry González, atribulado, narró el trágico momento que vivió: “Sólo sentí el impacto, vi chispas y humo negro. Todos caímos desmayados”.

“Logré despertarme. Y vi que todavía mis compañeros no se habían levantado. Seguían en el suelo. Seis compañeros despertaron y dos ya no”.

Relata que tomó y se subió a su motocicleta para ir a avisar de la tragedia a las familias de los jovenes.

Para los funerales, la población les apoyó, pues recibieron los féretros de una señora, otro señor donó un cerdo y la mayoría de vecinos proporcionó víveres para la humilde familia en desgracia.

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