-Gamaliel Sánchez Salinas-
VILLAHERMOSA .-(CONTRASTE POLÍTICO).-
«Mi papá era abonero, y cobraba los libros que vendía una empresa del ramo editorial. Así, a mí casa llegaban libros que los clientes devolvían por no poder pagar. La estadía temporal de esos libros en mi casa yo la aprovechaba, los leía», dice Rigoberto Reyes Baeza, vendedor de libros en el Centro Histórico villahermosino.
Todos los días, desde la mañana hasta el atardecer, se acomoda con mesa y libros a unos metros de la cruz que hace la calle Lerdo con Aldama.
Tiene libros y revistas de todo tipo. Desde una antología cuasi artesanal de autores tabasqueños hasta una edición de la Constitución de 1917, con pasta dura e impresos plateados en su portada. Los libros, cuenta, llegan a él por medio de donaciones o los compra.
También acude a instituciones públicas a solicitar acervo para promoverlos. «No tienes idea de cuántos libros hay en bodegas de Congresos locales y federal, universidades, secretarías e institutos de cultura. Y ahí están enbodegados», dice.
Hace años, antes de la pandemia, Rigoberto se enteró que un diputado tabasqueño federal había organizado una Feria del Libro en el Congreso de la República.
Se enteró por boca de sus amigos. En cuanto lo supo corrió al Instituto de Cultura local y solicitó le donarán libros de autores tabasqueños para promoverlos en la Feria, la donación fue pródiga, la misma operación llevó a efecto en la UJAT con los mismos resultados. Y llegó al Congreso el mismo día que iniciaba el evento.
«Me presenté y pedí me comunicarán con el diputado, me atendió su asistente, le dije el motivo de mi visita, quería promover autores, autoras y publicaciones de Tabasco. Se rascó la cabeza y fue por el diputado choco quien, en cuanto me vio, me dijo: ¿Qué haces aquí? Le expliqué mi onda, movió la cabeza en señal de desaprobación, pero al final me aceptó con un ‘Ya que’.
En esa feria vendí como no tienes idea y terminando me fui a la UNAM a solicitar donaciones, vine ‘cargaísimo'», evoca gustoso.
Rigo cuenta que en una posada que realizó la empresa donde trabajaba su papá realizaron una rifa de libros (Siempre regalaban libros) y él se sacó una biblia infantil en edición ilustrada y de lujo, lo que cree marcó su camino en los libros.
Ha estado en varias ferias de la que se organizan en el país. «La de Guadalajara, la de Minería, en la Filey de Mérida me pasó algo curioso, llegué cuando ya no había espacio, pero me ofrecieron Valladolid, donde la feria tenía otra sede, acepté y me ubicaron en un lugar privilegiado. Los autobuses de turistas paraban mero donde tenía mi Stand…».
Se dice afortunado, hace unos días recibió una llamada de los deudos de la escritora María Eugenia Torres Arias, fallecida recientemente, quienes le donaron gran parte de la biblioteca personal de la maestra.
«Una biblioteca de la maestra Eugenia, rica y variada. Pero además contiene varios ejemplares de su novela Colunga, novela que creo no llegó a presentarse en Tabasco. No puedo dejar de estar agradecido por ese gesto de los familiares de la maestra María Eugenia», afirma con gesto conmovido.
En la Feria del Libro de Hidalgo a donde Rigoberto Reyes Baeza, acudió a promover autores/as y publicaciones tabasqueñas , el actual secretario de cultura de Tabasco llegó a su stand a criticar no la obra, sino al autor, a quien calificó de aviador. Se trataba de un poeta y pintor connotado del municipio de Cárdenas.
Rigo hizo público, en redes sociales, el desaguisado del funcionario. Lo que despertó todo el kilataje de su furia traducido en amenazas telefónicas contra el librero, pero esa, como dijo Nana Goya, esa, esa es otra historia…