02/10/2022
HISTORIAS que contar. Una sociedad enferma Rodolfo Lara Lagunas.
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El huracán neoliberal ha ido dejando a su paso desolación, impotencia, desesperación, ira y coraje, a nivel nacional y universal. Estos son algunos testimonios:
Un día cualquiera llegó hasta mi oficina la profesora de inglés. Contenta me informó que en el segundo grado de secundaria había una alumna indígena de Chiapas muy estudiosa. Es la mejor alumna de toda la escuela.
En todas las materias lleva diez. Lo sorprendente- me dijo- es que no habla muy bien el español. Me dio gusto tal noticia, por lo que le pedí la trajera a mi presencia y conocerla personalmente. Dos días después me la llevó. Era una adolescente de 13 años, baja de estatura y que efectivamente no hablaba muy bien el español. La felicité por sus calificaciones y la exhorté para continuar estudiando como lo venía haciendo, con voluntad y de manera exitosa. Finalmente le regalé un libro.
Como a los dos meses de este encuentro volvió la maestra de inglés a mi despacho. Me informó que la “Chapita” había abandonado la escuela. Pensando que la patrona la había corrido – ya que trabajaba de sirvienta– afirmé: se le puede conseguir otro trabajo
__No es por eso, profesor.
__Entonces ¿cuál es el motivo?
__¡El papá la vendió en cinco mil pesos! Casi escupo el café que estaba bebiendo ante tamaña información. Incrédulo pregunté: ¿la vendió? ¿El papá vendió a su hija?
—Así es maestro, me respondió. Intenté convencerla; incluso le dije que el dinero se podía conseguir.
La respuesta fría, resignada de la alumna, me dejó más perpleja:” mi padre ya se gastó el dinero, pero, además, no se puede echar atrás porque ya dio su palabra. Quedaría mal ante la comunidad.”
Todavía me dura la rabia y la impotencia al recordar este hecho. Y pensar que por la miseria extrema en pleno siglo XX todavía en este país, sí ¡mi país! hay padres que siguen vendiendo a sus hijas…por hambre.
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Pero no sólo en Chiapas se dan situaciones extremas, dolorosas. Aquí, en Villahermosa, un albañil me contaba la manera especial como su compadre, también albañil, enfrentaba los retos de la escolaridad de sus hijos ante la pobreza:
Fíjese que mi compa sólo les permite estudiar hasta el quinto grado de primaria. ¿Por qué? Pregunté.
__Mire, como ahí enfrente está mi compadre, mejor que él se lo explique. Lo llamó y me lo presentó. Enseguida expresó “aquí el profe quiere saber porqué tus hijos no terminan la primaria.” De inmediato respondió:
__Mire profesor, los albañiles no siempre tenemos trabajo. Hay semanas enteras en que no damos golpe. Yo tengo seis hijos. No permito que estudien el sexto grado porque seguro es que al terminar la primaria me van a pedir inscribirlos en la secundaria. Y no tengo dinero para ello.
__Pero los libros ya los regalan en la secundaria, así que ¿cuál es el problema?
__¿Y los útiles escolares? ¿Y los uniformes? ¿Y los materiales de laboratorio y de taller? ¿Y los tenis y todo lo que piden ustedes los profesores?
Entiéndame. Si todos estudian en los días en que no tengo trabajo ¿qué vamos a comer? ¿De qué vamos a vivir? En cambio, así como vivo la vamos pasando. Dos de mis hijas trabajan de sirvientas; mi hijo vende los panuchos que hace mi mujer. Como ve, de este modo trabajamos cinco personas. Sólo así podemos comer todos los días. ¿Me entiende?
__Pues sí, le entiendo. ¿Que otra cosa le podía decir?
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El diario “La Jornada” del 29 de enero
de 2009 nos informa que Ángela Barraza López, de 10 años perdió el brazo izquierdo la semana pasada. Una máquina se lo destrozó cuando limpiaba ejotes en la banda transportadora de una planta empacadora de productos agrícolas, en esta capital (Culiacán, Sinaloa)”.
De acuerdo a la nota periodística Ángela recibía como salario diario la cantidad de 70 pesos, pero sin prestaciones. Confiesa la madre que “yo la dejaba trabajar con sus amigas, todas de su edad, porque pagaban bien y me ayudaba con los gastos de la casa”.
¿Por qué los miles de niños que trabajan en los campos de Sinaloa y del resto de la república no están en las escuelas? ¿No que la educación básica es obligatoria? ¿Hasta cuándo permitiremos este crimen? ¿En dónde diablos están los inspectores del trabajo que permiten estas violaciones a la ley?
Otra historia: un amigo me contaba que viniendo de Paraíso, Tabasco, una estudiante de segundo de secundaria le hizo la señal del clásico aventón. Pensando que iba a Comalcalco, lugar al que se dirigía, detuvo su auto, se subió la adolescente y de inmediato le dijo que por doscientos pesos se acostaba con él.
¿Por qué haces esto? preguntó mi amigo. La respuesta lo dejó pensativo y preocupado: mi padre es campesino, gana poco dinero. Yo quiero vestirme y calzarme como mis amigas. Quiero además tener todo lo que usan las mujeres para arreglarse y verse más bonitas. Y mi padre para eso no tiene. Con esto consigo y me compro lo que quiero.
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La crisis, sin embargo, también golpea
a las naciones ricas. En la meca del capitalismo, Estados Unidos, en uno de sus pueblos (Wilmington, Ohio) llegó la larga noche: 8 mil de sus 12 mil habitantes perdieron el empleo y no tienen posibilidades de conseguir otro en el futuro cercano.
“Mi hijo de 17 años y mi hija de 12 ya no podrán ir a la universidad. ¿Con qué dinero? Es mi responsabilidad –afirma la madre Angie Constant- ayudarlos a tener un futuro mejor que el mío y el de mi esposo. ¿Pero qué hacemos si no tenemos trabajo? ¿Universidad o vivienda? ¿Universidad o comida? (Proceso, febrero, 2009).
Los millonarios tampoco se escapan de esta crisis: uno de ellos- en Los Ángeles California– mató a su suegra, a su esposa, a sus dos hijos, para terminar dándose un balazo, todo por la quiebra de la Bolsa. En Nueva York el financiero francés, Magon de la Villehuchet, de 65 años, víctima del fraude de Madoff, se suicidó cortándose las venas de las muñecas. Había perdido mil 400 millones de dólares. Finalmente, otro millonario alemán, aun siendo dueño de ¡seis mil millones de dólares! se arrojó al paso de un tren.
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Pero mientras los millonarios se suicidan por perder millones, algunos pobres lo hacen por no tener para comer: En Tijuana un hombre de 22 años mató a su esposa de veinte, a su hija de dos años y finalmente él se pegó un tiro. La nota que dejó al morir mueve al encabronamiento de cualquier ser humano:
“No encuentro trabajo y debido a la crisis económica, decidí terminar con nuestras vidas”. Una nota del Tabasco Hoy-21 de noviembre de 2015-nos informa que una señora de 34 años asfixió a su hijo de 2 años y después se ahorcó.
Vivía en una casa de madera con techo de lámina en la colonia, nada menos, “Francisco Villa”, de Villahermosa, Tabasco. Y lo hizo el día que se inició la Revolución Mexicana, el 20 de noviembre. La nota que dejó decía: “Perdona …por lo que voy a hacer pero estoy de nuevo endeudada. Me llevo a richi(Ricardo)conmigo porque tú no lo vas a poder cuidar dile a Josué que me perdone y déjalo con su familia Cuida a Juan Perdóname”.
Ciertamente son casos aislados, pero ninguna persona debería de suicidarse y menos matar a su hija(o) por no tener trabajo.
¿Qué nos queda por hacer? De los ricos y poderosos no podemos esperar nada. Ellos son los responsables de la crisis neoliberal, tanto a nivel mundial, como nacional. Además, como dijo Juárez: “ Los ricos y poderosos ni sienten, ni menos procuran remediar las desgracias de los pobres”.
No hay más que un camino: organizar a los sufren la opresión y luchar por alcanzar una sociedad igualitaria y una nueva república en donde definitivamente se acaben los privilegios de una insultante minoría. ¡Por eso lucha el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador y la Cuarta Transformación!