VILLAHERMOSA (CONTRASTE POLÍTICO).-Como conductor de una unidad del servicio público que recorre la ruta Cunduacán-Villahermosa, don Fernando Serrano considera que el remodelado tramo de 11 kilómetros, en una primera etapa, desde la llamada ‘Atenas de Tabasco’ hasta La Isla “ahora está mil veces mejor, incluso que cuando fue inaugurada”.
El chofer de la Cooperativa S. C. de Cunduacán lleva ocho años realizando entre cuatro y cinco viajes diarios, los 365 días del año y todavía recuerda lo peligroso que resultaba hace apenas unos meses conducir sobre la llamada vía rápida en las condiciones deplorables en que se encontraba.
“Inicialmente, cuando la inauguraron, los carriles estaban angostos y se fue deteriorando hasta ahora que le dieron mantenimiento. Cuando crecía la maleza, quedaba más pequeña la carretera. Nosotros, que ya conocíamos el camino, teníamos que ir despacio porque era muy peligroso. Ahora están las rayas que dividen los carriles, el acotamiento, las barandillas de protección. Los transportistas hacemos menos tiempo», asegura mientras se limpia el sudor con un paliacate rojo.
De pie, junto a su unidad que comienza a llenarse de pasajeros, el transportista encuentra una gran diferencia entre la obra y las que realizaron administraciones anteriores. La principal, destaca, es el tiempo que duraron los trabajos, los que arrancaron el 12 de marzo, y fueron entregados por el Gobernador Javier May Rodríguez, el pasado 19 de agosto.
“Estas obras no duraron en hacerse ni un año. Yo recuerdo que las del campo Samaria a La Isla, se aventaron como tres años. Ahorita tenemos el beneficio que está todo abierto ya, ahora pueden visitar el municipio, porque, ¿quién quería venir antes con una carretera llena de baches?”, se pregunta.
En la terminal, ubicada en pleno corazón de la cabecera municipal, esperado su turno de salida, está también el conductor Sergio David de la Cruz Madrigal, impecablemente vestido de blanco. El hombre de los caminos recuerda que de la llamada “vía rápida” solo tenía el nombre, porque ellos debían reducir al mínimo la velocidad de su unidad.
“Estabas frenando continuamente y se hacía más lento el viaje porque la carretera estaba muy deteriorada por los vados que se formaban. Además, los cabezales de los puentes parecían topes. Ahora se ve que echaron material de calidad, porque quedó todo bien y no se ha roto el asfalto como antes, que era puro maquillaje, apenas venían las lluvias, se desmoronaba. Ahora sí, la vía es rápida de verdad y las guarniciones son más seguras y están en toda la carretera”, señala el profesional del volante.
Otro colega suyo, Jorge Valenzuela Pérez, que está sentado y escuchando a sus compañeros, levanta la voz nada más de recodar cómo estuvo durante muchos años el camino que lleva hasta el puerto de Dos Bocas y, hoy también, a la Refinería Olmeca.
“Se lastimaban mucha las llantas y las suspensiones porque estaba todo ‘de la fregada’. Con el mal estado de la vía, hasta una hora nos hacíamos; con esa lentitud y el tráfico, gastábamos 3.5 litros de gasolina y actualmente la recorremos en treinta o treinta y cinco minutos, máximo, y gastamos 2.5 o 2.8 de litro de gasolina por kilómetro”, dice.
Luego se queda callado unos momentos y mueve la cabeza negativamente, como si le vinieran recuerdos amargos a la cabeza. En el aire se escucha el vocinglerío de vendedores ambulantes y de los cobradores que anuncian las rutas de salida.
“A mí se me ponchó varias veces la llanta y me quedé tirado en la unidad con todos los pasajeros a bordo. Gastábamos mucho en llantas y refacciones porque los baches eran secos, o sea, grandes y profundos, que hasta la flecha se rompía. Ahora los pasajeros viajan tranquilos, ya se sienten más a gusto porque no van brincando; nos sentimos a gusto con este nuevo gobierno, se ve el cambio; el Gobernador ha cumplido su palabra”, afirme mientras su rostro se relaja en una sonrisa.
El sol empieza a calentar un poco en los andenes, donde arriba una unidad procedente de Villahermosa. Entre los pasajeros desciende Luis Vinicio Escalante, estudiante de enfermería que viaja desde muy temprano a la capital para tomar sus clases. Para este joven del poblado Tulipán, el nuevo cambio de la vía se refleja, literalmente, en un mejor sueño.
“La Vía Corta quedó bien, es más segura; antes había demasiado baches e inseguridad, ahora se aminora el tiempo, yo que viajo temprano, duermo con más confianza en el trayecto. También, como conductor que he viajado por la vía, recuerdo que era un peligro, no sólo esquivabas los baches, sino los motociclistas. Ahora con los amplios acotamientos, hay más seguridad”, expresó.
En palabras de la estudiante de odontología Dominique Castillo Aguilar, gracias a la rehabilitación de este tramo, ya no trae “el Jesús en la boca, pues hubo demasiados accidentes por el mal estado de la carretera, ahora está super bien, para nosotros que usamos el transporte, llegamos más rápido de aquí a Villahermosa”.